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miércoles, 9 de enero de 2013
Tan solo un detalle...
Hay un detalle...tan solo un detalle que envuelve de un mágico rubor éste momento. Se diría que alguien ignora su estatura. Su estatura de mujer en la penumbra. Pero, el resto adivinamos su silencio. Por el sonido de agua de su risa. Y la lluvia habitual de sus cabellos. El grito callado y la mansedumbre intacta denuncian su orígen de meseta y río. El soslayo de sus ojos es el que incita...a perderse y a reencontrarse. Piel negra. Sudor y sal. Minerales abundantes en solución de lágrimas ambiguas que hablaban de un hambre animal y opaco. Había erguido su cuerpo desafiante y felino y cada paso éra una danza cuyo estandarte carmín ostentaba un grito en todos los idiomas. La contraluz denunció la injusticia de sus senos pesados e invictos sin temor al pudor obligado. Y antes que la noche poseyera su esfinge hasta el otro sol, se volvió desafiante y segura. Sus párpados descendieron hasta lo infinito como asintiendo cualquier lujuria amenazante al tiempo que sus pies descalzos solucionaban un trayecto incierto que llevaba a todas partes. De inmediato supimos que nadie conquistaría esa cima obscura y africana. Aunque los garfios reclamaran un arañazo impropio. Y sumiso.
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